¿Qué tienen en común la pirámide de Nacho Cano, la granja porcina de Cefusa en Albacete y el huerto solar de Espuéndolas?¿Qué tienen en común la pirámide de Nacho Cano, la granja porcina de Cefusa en Albacete y el huerto solar de Espuéndolas?

¿Qué tienen en común la pirámide de Nacho Cano, la granja porcina de Cefusa en Albacete y el huerto solar de Espuéndolas?¿Qué tienen en común la pirámide de Nacho Cano, la granja porcina de Cefusa en Albacete y el huerto solar de Espuéndolas?

No es nada nuevo, pero sí cada vez más frecuente: un gran proyecto, con todos los visos de prosperar por su aportación al entorno y al crecimiento económico, se enfrenta a una fuerte oposición que lleva, en ocasiones a la paralización del mismo.

Los ciudadanos hace tiempo que han evolucionado de ser influidos a ser influyentes. El poder del individuo es cada vez mayor, y las posibilidades de movilización de su entorno también.

Los tres casos citados en el título de este post, son sólo un ejemplo. El contexto de presión social es capaz en muchas ocasiones de bloquear proyectos a pesar de que estos puedan contar con un respaldo legal. En el caso de la pirámide de Nacho Cano, la presión vecinal hizo desistir del proyecto. La granja porcina de Cefusa en Albacete, ha generado a su alrededor plataformas en contra, como es el caso de los huertos solares proyectados en Espuéndolas y ambos proyectos corren el riesgo de verse bloqueados.

Cuando un proyecto es susceptible de generar un gran impacto en el entorno, incluso resultando ampliamente positivo, su puesta en marcha requiere de un proceso de trabajo conjunto con todas las partes implicadas. Ser capaces de forjar una relación, hacer a todos los grupos de interés partícipes en el proyecto y generar un propósito común que genere un beneficio para todos son pasos que hay que dar. Cuanto antes comience este trabajo conjunto, mayores son las posibilidades de hacer viable el proyecto.

De la misma forma, conocer el origen del rechazo y su verdadera representatividad, es otro factor clave. En ocasiones, los grupos contrarios a los proyectos no son los más numerosos ni los más representativos, pero sí los que mejor saben hacerse oír. Es aquí cuando la teoría de Noelle Newman, reflejada en su obra en la Espiral del Silencio toma más sentido que nunca; la visión trasladada por una parte es capaz de modificar el comportamiento de los individuos del entorno y acallarlos al entender que se enfrentan a una opinión dominante. Cuando no se trabaja para generar estrategias que movilicen a los partidarios y contrarresten las críticas, las movilizaciones en contra, sin ser representativas, pueden resultar exitosas.

Son muchos los factores a considerar en un proyecto susceptible de generar un rechazo por parte de un determinado entorno social.

Podemos apreciar incluso cómo la presión social provoca una paradoja en la que por un lado la sociedad reclama el impulso de determinados proyectos y, al mismo tiempo los rechaza. En plena efervescencia de proyectos encaminados a contribuir a la transformación energética, estamos viendo que lo que inicialmente es una demanda de la sociedad, gozar de energías renovables limpias, se ha convertido en un caballo de batalla para ésta. Tenemos ejemplos muy representativos: en Alemania, la presión social y el rechazo generado por el impacto paisajístico de los parques eólicos ha llevado al desarrollo de una legislación que hace prácticamente inviable cualquier nuevo desarrollo. Mientras tanto, la demanda de energías verdes sigue aumentando. Es el caso en nuestro país de los campos solares que están dando una salida a los campos de cultivos abandonados de la llamada España vaciada y que están encontrando una oposición similar.

Actuar con humildad desde el primer momento, involucrar al entorno en el proyecto, permitirle participar en su desarrollo y hacer que el beneficio sea extensible a todos los grupos de interés son clave para conseguir la licencia social para operar. Presuponer que el beneficio que nuestro proyecto va a generar es tan bueno por sí solo que va a gozar de un amplio apoyo que asegurará su éxito es el primer error.

No hay una fórmula mágica, pero sí unos ingredientes básicos: cada caso requiere de un trabajo de artesano combinado con una metodología sólida, experiencia y las herramientas tecnológicas de análisis y comunicación más avanzadas.

Artículo elaborado por Antonio Gomariz, Director Stakeholders Management en LLYC.