Trimestre ma non troppoTrimestre ma non troppo

Trimestre ma non troppoTrimestre ma non troppo

Desde mayo de 2021, las cotizadas españolas solo están obligadas a presentar resultados financieros a mitad y a final de año. En los trimestres primero y tercero cada empresa puede elegir si comunicar al regulador o no, y qué incluir en esa información. La mayoría de cotizadas se está tomando su tiempo para decidirse. Para los rezagados, aquí incluimos algunos consejos útiles para elegir bien.

Estados Unidos y Europa siempre han seguido criterios distintos al exigir a las empresas cuándo debían presentar sus resultados financieros al regulador. En Estados Unidos optaron por hacerlo cada tres meses. En Europa cada seis, con España como uno de los contados partidarios del ritmo trimestral. Hasta que el 3 de mayo de 2021 entró en vigor la Ley 5/2021, que modifica el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital. A partir de ahí, la Comisión Nacional del Mercado de Valores retiró a las cotizadas la obligación de presentar resultados trimestrales, aunque les permite mantenerlos de forma voluntaria.

La disyuntiva parecía fácil, pero, transcurrido más de medio año, muchas cotizadas siguen planteándose qué hacer. En LLYC hemos organizado un webinar con responsables de dos compañías cotizadas, una casa de análisis y un bufete de abogados para evaluar las distintas opciones y cómo enfocar la cuestión. En este enlace tienes acceso al vídeo resumen de lo que debatimos ese día.

Los cuatro expertos coinciden en que la norma anterior obligaba al café para todos y embutía en un único traje resultados de compañías muy diferentes. En cambio, la nueva norma favorece que cada cotizada pueda seguir una política de comunicación a medida, con aquellos datos, financieros o no, realmente importantes para sus posibles inversores institucionales. En el debe, se alerta de que el nuevo ritmo semestral puede dejar sin suficientes datos a los analistas, cuyo seguimiento de las pequeñas y medianas cotizadas ya había descendido de forma significativa desde la entrada en vigor de MiFID II.

En cualquier caso, los expertos consideraron una de las principales ventajas de la nueva norma que elimina dos de los cuatro informes de gestión hasta ahora obligatorios, cada uno con más de cien páginas de promedio. Su tiempo de edición puede dedicarse ahora a establecer planes de comunicación más a medida para los respectivos grupos de interés. Segmentar en esos trimestres informaciones relevantes específicas para analistas, periodistas y expertos en sostenibilidad se considera una buena práctica.

Para quienes decidan reducir la información de los trimestres primero y tercero, se recomendó aportar a la CNMV un business update, una nota de prensa detallada y una presentación condensada de las principales novedades de los noventa días en cuestión. En general, los cuatro aconsejaron mantener la webcast para analistas, aunque en un formato igualmente más condensado.

Conviene tener en cuenta que la obsesión por los plazos puede convertirse en un trampantojo, porque lo importante no son dos o cuatro fechas fijas al año, sino que los inversores institucionales y minoristas tengan en todo momento una fotografía actualizada de la compañía. La proactividad es esencial para conseguir esa constante actualización de lo auténticamente relevante. Durante el confinamiento pudo comprobarse el valor de esa proactividad: las empresas que salieron al paso y explicaron cómo les repercutiría la pandemia evolucionaron mejor en Bolsa.

Relacionado con esa nueva sensibilidad pospandémica, se sostuvo que los inversores cada vez prestan más atención al equity story corporativo, y menos a los fundamentales. La tendencia se ha abierto paso en Estados Unidos, y comienza a consolidarse también en Europa. Ligado a ello, la información en ESG se ha convertido en crucial, pero siempre aterrizada y convertida a números; no el dicho, sino el hecho. Además, reportar sobre la historia de la empresa y adónde va, sobre sus principales noticias, y sobre sus principales cifras y métricas también suele salir a cuenta. El mayor problema sería dar bandazos. Mientras el mercado sepa con cierta anticipación qué puede esperar de una compañía, esa empresa no tendrá problemas.

Por otra parte, la voluntariedad no implica ningún relajamiento de las comunicaciones a la CNMV. Aunque no se presenten resultados trimestrales, los gestores solo podrían comprar acciones de la compañía durante un periodo de blak-out si no han accedido a ninguna información que pudiera considerarse privilegiada. En caso contrario incurrirían en abuso de mercado. Además, cualquier atisbo de información asimétrica o de desigualdad de trato sería perseguido.

Artículo elaborado por María Pérez-Mosso, gerente de Comunicación Financiera y Relación con Inversores en LLYC.