EL SECTOR EDUCATIVO, CLAVE PARA LA COMPETITIVIDAD DEL PAÍSEL SECTOR EDUCATIVO, CLAVE PARA LA COMPETITIVIDAD DEL PAÍS

EL SECTOR EDUCATIVO, CLAVE PARA LA COMPETITIVIDAD DEL PAÍSEL SECTOR EDUCATIVO, CLAVE PARA LA COMPETITIVIDAD DEL PAÍS

En un escenario en el que las habilidades profesionales que solicitan las empresas cambian a una velocidad vertiginosa, la formación continua, el upskilling y reskilling se han convertido en una obligación para cualquier estudiante o empleado que aspire a crecer y desarrollarse a nivel profesional. Y más en un momento como el actual, en el que la digitalización está generando nuevos modelos de negocio que exigen nuevas capacidades, actitudes y aptitudes en todo tipo de organizaciones.

En este contexto, las instituciones y centros formativos juegan un papel determinante a la hora de formar a los profesionales del futuro; tanto centros privados como públicos se ven obligados a anticipar acontecimientos para poder ofrecer una formación vanguardista, innovadora y adaptada a las nuevas necesidades. En este sentido cabe señalar dos variables importantes que irrumpen con fuerza. La primera de ellas es la transformación y crecimiento de la formación profesional en España ante el hecho cada vez más relevante como es su mayor nivel de empleabilidad. El gobierno ha aprobado recientemente el proyecto de Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional – que ahora se enfrentará a su tramitación parlamentaria -, con el que pretende consolidar un único sistema de Formación Profesional Dual dirigido a estudiantes y trabajadores al que se destinarán 5.474,78 millones de euros para su implantación en cuatro años. En palabras de la ministra de Educación, Pilar Alegría, se trata de «un proyecto de ley de país, transformador, modernizador y que va a mejorar la vida de muchas personas».

La segunda es el impacto de la digitalización en la educación, con lo que supone tanto en formatos como en metodología (digital, híbrido, o presencial). Todo esto está generando movimientos de mercado (con un mayor interés del capital privado) pero, sobre todo, va a condicionar el modelo educativo del futuro. La reciente compra por parte del KKR de Medac (Instituto Oficial de Formación Profesional), sumado al incremento del número de universidades privadas y escuelas de negocio, abre un abanico amplio de posibilidades que realmente nos lleva a un cambio de paradigma en la educación.

En 2007, el Espacio Europeo de Educación Superior (el Plan Bolonia) revalorizó la oferta de posgrado al reducir la duración de muchos grados de cinco a cuatro años, lo que hizo proliferar el número de centros privados destinados a ofrecer títulos de postgrado. Como consecuencia, la oferta de las universidades privadas y escuelas de negocios ha ido aumentando progresivamente hasta llegar a un 5,3% de incremento en el año 2019. En 2020 se encontraban operativas un total de 34 universidades privadas reconocidas por ley y actividad docente, además de un centenar de escuelas de negocios (Informe DBK). A ello se le suman los datos extraídos de la novena edición de U-Ranking, elaborada por la Fundación BBVA e Ivie y presentada el pasado mes de junio, que advertía que el 40,9% de las titulaciones actuales del Sistema Universitario Español son de reciente creación, lo que supone que en diez años la oferta de grados ha crecido un 44,4% en España (1.131 títulos más).

Ante la proliferación de la oferta de formación, se torna complicado discernir y jerarquizar los criterios para evaluar cuál es el centro indicado para formarnos o cual es la formación más adecuada para cada perfil. La diferenciación entre la oferta está muy presente en el precio; sin embargo, ¿cuál es la verdadera reputación de cada centro? ¿Cuál es su posicionamiento? ¿Cuál es su propuesta de valor? ¿Qué argumentos/soportes de credibilidad nos ofrecen para decantarnos por uno u otro? ¿Está alineado su propósito corporativo con su cultura y sus acciones? O, por el contrario, ¿su estrategia se reduce al marketing basado en el posicionamiento en buscadores?

Nos encontramos perdidos en un universo de cursos, masters, grados, educación presencial, online que compiten por estar en el top of mind…de Google. ¿Es suficiente el primero en buscadores? ¿Garantiza ese posicionamiento la reputación de la institución educativa? ¿No exige un tema tan sensible una reflexión pausada a largo plazo? Es aquí donde conviene parar y reflexionar acerca de la importancia que tiene el papel de la comunicación de las diferentes organizaciones involucradas en el proceso de formación a la hora de condicionar la mejor elección para las generaciones futuras.

La educación es uno de los principales activos de nuestra economía y sociedad, y como tal, requiere de una gestión multidisciplinar por parte de agentes público – privados que diseñen, desarrollen, ejecuten y trasladen a la sociedad una oferta diferenciada, única e innovadora que permita a los ciudadanos poder elegir con datos, argumentos y soportes de credibilidad. Estamos jugando con el presente y el futuro de nuestra sociedad.

Escrito por Nieves Álvarez, Directora Senior Comunicación Corporativa  y Anne Corcuera, Directora Comunicación Corporativa en LLYC.