Salidas a BolsaSalidas a Bolsa

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Calentar en la banda.

 

Este 2020 era un año sobre el que el mercado global de salidas a Bolsa había puesto grandes expectativas. Sonaban nombres de esos que generan mucha atención, como Airbnb. Tanto empresas como inversores esperaban que la actividad comenzase a recuperarse después de un 2019 muy lastrado por las tensiones comerciales, el Brexit y las dudas sobre el crecimiento económico. Según el informe de EY “Global IPO Trends”, el año pasado se produjeron 1.115 salidas a Bolsa en todo el mundo, lo que supone una caída del 19% respecto a 2018. En el área de EMEIA, que engloba las regiones de Europa, Oriente Medio, India y África, la caída fue del 47%.

En España, ninguna empresa consiguió debutar en el Mercado Continuo, a excepción de Grenergy Renovables, que protagonizó una entrada desde el MAB, donde ya cotizaba. Pero a España también parecía que empezaban a llegar buenas noticias después de que Bankinter anunciase sus intenciones de sacar Línea Directa a Bolsa a través de un listing y, en paralelo, el nombre de alguno de los candidatos que aparecían en las inevitables quinielas de años anteriores también volvía a sonar.

Sin embargo, en marzo, con el descalabro de las valoraciones provocado por la pandemia, la ventana se cerró y las ilusiones se esfumaron. Ninguna compañía debutó en Europa ese mes, y en Estados Unidos, un mercado de un tamaño muy superior, solo lo hicieron cuatro, frente a las 21 que realizaron el toque de campana entre enero y febrero.

Todo parece indicar que la actividad continuará paralizada. Tras meses de pandemia, sigue sin estar claro cuánto durará y cuál será su impacto real en la economía. Las compañías necesitan recuperar la confianza en el mercado, ver una mejora de las valoraciones que ayude a la fijación de precios en un hipotético debut. Los inversores, por su parte, están enfocados en asegurar el valor de sus portafolios y a la espera de mayor certidumbre antes de dirigir su atención hacia nuevos objetivos. Por lo tanto, resulta difícil estimar el momento en que se abrirá la siguiente ventana de oportunidad para salir a Bolsa.

Los bancos de inversión que asesoran a algunas de las compañías que tenían previsto debutar en España en 2020 miran a finales de este año como la opción más optimista, aunque cada vez se decantan más por el primer trimestre de 2021.

El tema de las ventanas ha ido adquiriendo mayor relevancia en los últimos años. El entorno VUCA en el que ya estábamos inmersos ha hecho qua las oportunidades se hayan ido estrechando, como recuerda el informe Ideas LLYC “¿Salir a Bolsa? Guía para compañías atrevidas”.  De hecho, el año pasado, solo se abrió la ventana de finales de año en España. Holaluz debutó en el MAB a finales de noviembre y el ya citado Grenergy Renovables protagonizó su salto al Continuo a principios de diciembre. Parece que, en el mercado de capitales, cada vez adquiere más sentido la idea de que los trenes solo pasa una vez o, al menos, una vez al año.

La gestión del tiempo se convierte así en un aspecto fundamental. Que el mercado de salidas a Bolsa esté paralizado no quiere decir que las compañías deban aplazar el trabajo. Es cierto que, ahora, la prioridad está en minimizar el impacto de la crisis en el negocio, pero tan pronto como sea posible, las empresas que tengan este hito marcado en su hoja de ruta deberán volver a dirigir la atención hacia él.

Si los procesos de OPV u OPS son extremadamente exigentes en circunstancias normales, podrían serlo mucho más en los momentos post-COVID. Los inversores serán más selectivos y parece que solo las compañías con un modelo de negocio atractivo y rentable, un sólido track record financiero y la capacidad de demostrar que sus perspectivas de crecimiento son realistas y alcanzables serán capaces de completar una salida a Bolsa con éxito en los próximos meses.

Por lo tanto, será necesario trabajar con suficiente antelación en la percepción que existe sobre el modelo de negocio y la trayectoria de las compañías; de manera que, cuando llegue el momento de iniciar la fase pública del proceso, su propuesta de inversión no solo se entienda con mayor facilidad, sino que además resulte creíble y confiable. Solo así se podrá responder a las inquietudes que, muy probablemente, prevalecerán entre los inversores durante la resaca de la pandemia.

La idea es que las compañías, el mercado y la opinión pública estén lo suficiente maduras para poder aprovechar la oportunidad en cuanto las condiciones mejoren y la ventana se abra. Muy probablemente, no será solo una compañía la que lo intente. Tras épocas de parálisis, en cuanto la oportunidad surge, las corporaciones que estaban a la espera suelen acelerar el proceso, lo que implicará tener que competir por la atención y el interés de unos inversores más exigentes.

Y a la espera de ver qué pasa con el mercado primario, durante los próximos meses, todos los ojos se volverán hacia el secundario, al que se espera que acudan las compañías con ampliaciones de capital para captar recursos y reforzar sus balances.

En este caso, también será clave la agilidad para llegar al mercado y contar con una historia de recuperación y futuro convincente para conseguir la inyección de liquidez que permita a aquellas compañías con una situación más retadora capear la situación.

Las claves para convertir la comunicación en un facilitador del proceso de captar recursos y apoyo en el mercado de capitales son claras. En circunstancias como las actuales, se convierten en irrenunciables.

 

Escrito por Valvanera Lecha, Gerente Comunicación Financiera en LLYC.